Cuando Hendrik Brouwer pisó Valdivia en 1643, nadie podría haber predicho que, a finales del siglo XIX y principios del XX, un grupo de colonos neerlandeses—algunos llegando a través de Sudáfrica—se establecería en la misma región. Los descendientes de estos aventureros todavía se identifican, al menos en parte, como neerlandeses.

Por supuesto, también hay recién llegados neerlandeses a la zona, a menudo impulsados por el amor y con un espíritu emprendedor. Desde productores de papa de semilla y cultivadores de bulbos de flores hasta una empresa de concreto y un agente inmobiliario neerlandés, se pueden encontrar muchos negocios dirigidos por neerlandeses entre Valdivia y Puerto Montt.

Es fascinante notar que, debido a las estaciones opuestas, la región cuenta con una gran industria de bulbos de flores, incluidos los de tulipán y lirio.

Fiel a la tradición, la cónsul honoraria de los Países Bajos en Valdivia, Charlotte Lovengreen, organizó un almuerzo por el Día del Rey. Este año, el evento se llevó a cabo en colaboración con los cónsules honorarios de Puerto Montt, Adrian Hamann, y Concepción, Karen Kraakman. Un impresionante grupo de 90 neerlandeses chilenos (o chilenos neerlandeses) se reunió para celebrar el cumpleaños del Rey con ellos. Los recuerdos de sus padres, abuelos y bisabuelos siguen siendo preservados para las generaciones actuales, lo que también se reflejó en el número de jóvenes asistentes.

Con platos tradicionales neerlandeses, abundantes decoraciones naranjas y el canto de ambos himnos nacionales, la cultura neerlandesa se mantiene con orgullo. La esperanza es continuar con esta apreciada tradición en los próximos años.